El 31 de diciembre, se colocaron tres brillantes cargas explosivas en las tres esquinas de la cárcel de Angevin… pero no consiguieron derribar sus viejos muros.
Sin embargo, compartimos el sentimiento de romper con la normalidad de esta sociedad que margina, junto con algunos gritos que intercambiamos a través de los muros. Un poco de luz, un poco de ruido, un poco de humo y mucha rabia…
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