SOLIDARIDAD REVOLUCIONARIA
Hay muchas maneras de mostrar solidaridad a compañerxs criminalizadxs por el estado, cada una es una expresión directa de la manera en que interviene cada unx en el choque social en general.
Están aquellxs que ven solidaridad como suministro de un servicio social a estx o aquel/lla compañerx; y esa es la manera como llevan a cabo su actividad: buscando abogados, mandando dinero y ropa a la cárcel, visitando y así. Esta solidaridad puramente humanitaria también se traduce en la constitución de comités de defensa y campañas de familiares dirigidas a influir en la opinión pública.
Después están aquellxs que ven la solidaridad sólo en la clave política y juegan a apilar "distinciones" dirigidas a no comprometer la imagen de su propia actividad. Así que por razones de oportunismo defienden y muestran solidaridad a aquellxs que se declaran inocentes y no a aquellos que reclaman su responsabilidad por las acciones.
Otrxs, incluso, si ven que pueden ganar algo en términos de propaganda, inmediatamente sacan folletos y panfletos en solidaridad formal con el/la o lxs compañerxs detenidos, es decir, declaran su solidaridad en palabras, mientras en la práctica no hay rastro de ella.
Después está la solidaridad en un contexto ideológico. Este es el caso de los marxistas-leninistas en la versión del partido revolucionario de combate. Muestran solidaridad con aquellxs con posturas similares a las suyas y están al margen de aquellxs que no comparten o no se reconocen en su línea política o estratégica, frecuentemente usando la censura y el ostracismo contra aquellxs que consideran inconvenientes.
¿Qué creemos que debería significar solidaridad revolucionaria por tanto?
El primer aspecto es ver la solidaridad como una extensión de la práctica social insurreccional que unx está llevando en el seno del choque social, es decir, como una demostración directa de las acciones de ataque contra las estructuras de poder, grandes y pequeñas que están presentes en el territorio propio. Y esto es porque éstas deberían, para todos los efectos, ser consideradas responsables de todo lo que pasa en la realidad social, incluyendo por tanto la criminalización y arresto de compañerxs estén donde estén. Sería corto de miras reducir la cuestión de la represión contra compañerxs a algo estrictamente ligado al aparato legal y policial. La criminalización y arresto de compañerxs debería ser vista en el contexto de la lucha social en conjunto precisamente porque estos son siempre los medios apresurados que usa el estado para desanimar la radicalización en todas partes. No importa lo grande o insignificante que pueda ser, todo acto de represión pertenece a las relaciones de lucha social en curso contra las estructuras de dominio.
El segundo aspecto es que cada compañerx revolucionario debería ser defendido por principio, independientemente de las acusaciones que se le hagan por la legalidad estatal y el aparato policial, en primer lugar porque es una cuestión de arrancarles de sus garras, es decir, de la condición de "secuestradxs" a la que han sido sometidos. Más aún, es una cuestión de no perder la ocasión de intensificar el ataque contra la "ley" entendida como expresión reguladora de todas las relaciones de poder actual en la sociedad constituida.
El tercer aspecto concierne al rechazo a aceptar la lógica de defensa que es inherente a la ley constitucional, como por ejemplo el problema de la "inocencia" o "culpabilidad" de lxs compañerxs implicadxs, y esto es porque tenemos muchas buenas razones para defenderlos y nadie puede justificar el oportunismo político de no hacerlo. No podemos ni debemos considerarnos abogadxs, sino anarquistas revolucionarixs en guerra contra el orden social constituido en todos los frentes. Pretendemos destruir radicalmente éste de arriba abajo, no estamos interesados en juzgarle como él nos hace. Por esta razón consideramos que cualquier sentencia dictada por los buitres del estado contra lxs proletarixs en revuelta y más aún si son compañerxs es una sentencia contra nosotrxs mismxs y como tal debe ser vengada con todos los medios que consideremos oportunos, de acuerdo con nuestras disposiciones personales.
El cuarto y último aspecto concierne a nuestra actitud respecto a lxs compañerxs arrrestadxs, hacia quienes tenemos que actuar de la misma manera que aquellxs que no están el cárcel. Eso significa que a la solidaridad revolucionaria siempre y en cualquier caso unimos una crítica radical. Podemos y mostramos solidaridad con compañerxs presxs sin por ello apoyar sus ideas. Aquellxs que muestran solidaridad con compañerxs presxs no están necesariamente implicados en us opiniones y puntos de vista y lo mismo va por nosotrxs hasta el punto que les concierne. Nosotrxs apoyamos activamente a todxs lxs compñerxs presxs en todo y para todo, pero sólo hasta el punto en que lo hacemos por ellxs no contradice o entra en contrasta con nuestra forma de ser revolucionaria insurreccionalista. La nuestra es sólo una relación entre revolucionarixs en revuelta, no la de intercambio de posiciones. No sacrificamos ninguna de nuestras partes tal y como no esperamos que lo hagan otrxs.
Pensamos en la soidaridad como una vía de ser cómplices de tomar placer recíproco y no la consideramos un sacrificio por la "buena y sagrada causa" porque es nuestra propia causa, es decir, nosotrxs mismxs.
Partiendo de esta base, de importancia principal en el desarrollo de la propia acción insurreccionalista, la solidaridad revolucionaria toma sentido como tal, porque mostraríamos siempre apoyo material a cualquier amigo que acabase en prisión.
La solidaridad revolucionaria es una parte integral de nuestra forma de ser como anarquistas insurreccionalistas. Es en esta dimensión que debería demostrarse incesantemente, precisamente porque contribuye a ampliar lo que ahora mismo estamos haciendo.
Pierleone Porcu
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